Escuchad, pueblo mío, oigan bien, hijos míos, fui yo quien hizo estas cosas, no para castigarlos, sino para entrenarlos. Muchos se preguntan: “¿Por qué el Señor permitió tal prueba para su pueblo?” Es para que sepan que yo tengo el control de todas las cosas, y que la medida de la iniquidad estaba entrando en mis narices, y mis profetas estaban tolerando a Jezabel; se instaló la rebelión entre mi pueblo, y la idolatría se estaba levantando como incienso en mi santuario. Pero los detuve para que mi nombre pudiera ser preservado.